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El consejo de los expertos es consumir unas 20 almendras al día, distribuidas en dos momentos diferentes. Por ejemplo, como tentempié a media mañana y para la merienda. Varios estudios señalan que, para beneficiarse de todas las propiedades nutricionales de las almendras, estas deben comerse enteras, sin retirar la piel, mejor que deshaciéndose de esta, gracias a los flavonoides con capacidad antioxidante que contiene. La fibra dietética de la piel marrón que recubre la almendra es principalmente fibra insoluble, que no se disuelve en agua y se mueve a través del tracto digestivo de manera relativamente intacta. Esta ayuda a regular la digestión, promueve la saciedad y previene el estreñimiento y otras enfermedades digestivas.